5 de julio de 2007

Estoy hasta la madre de fútbol

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No hay cosa en este mundo que me desespere más que un partido de la selección mexicana. ¡Carajo!, todo el mundo se paraliza y se estupidiza frente a un televisor sólo para ver a un grupo de pseudodeportistas corriendo detrás de un balón. En México el fútbol no es un deporte, es una forma de hipnotizar a una población soporizada en su gran mayoría, es una forma de control. Para que me entiendan mejor, es el equivalente moderno al circo romano.

En la antigua Roma, hubo un periodo en que los emperadores se preocupaban más por conservar el poder, que por la población en general. Para evitar disturbio y brotes de violencia e inconformidad en contra del imperio, idearon un método muy eficiente para controlar a la gente: darle “pan y circo”. Los emperadores recreaban al pueblo con grandes y repetidas fiestas. En Roma había ciento sesenta y cinco días de fiesta al año, algunas, la inauguración del Coliseo verbigracia, duraron cien días seguidos. Dichas fiestas eran espectáculos que se celebraban en el teatro, en el circo y en el anfiteatro. Empezaban por la mañana y se terminaban a la puesta del sol. Cuando asistía el emperador se repartían sorpresas, golosinas y vino. En el circo se daban carreras de carros y de caballos. circo Máximo, así llamado por su magnitud y porque e él se celebraban los juegos consagrados a lo dios magnos, tenía cabida para 300,000 espectadores. Los emperadores dieron gran solemnidad a las carreras. Ellos hicieron que los juegos comenzaran con una procesión que dirigía el magistrado que presidía los juegos, y que a partir de Calígula dirigió el emperador; procesión en la que figuraban los magistrados, los clientes, la flor y nata de la juventud romana, los aurigas, los luchadores, cerrando la comitiva, los sacerdotes y las corporaciones religiosas, las cuales acompañaban las imágenes de los dioses, con sus símbolos y atributos.

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Así inició un espectáculo que hasta la fecha no ha dejado de existir a pesar de que ha sufrido muchas modificaciones.

En la actualidad, en nuestro país, una de las versiones modernas del circo romano, es el fútbol. Lo reconozco, hubo alguna época de mi vida en la que yo también me emocionaba con los partidos y cada uno de los triunfos de la selección mexicana. Hasta que llegó le día en que comprendí la verdadera relación de esos “triunfos” y la realidad de mi país. Casualidad o coincidencia: cada vez que México se acerca a una crisis social o económica de magnitud considerable, es cuando la selección comienza a ganar.

Seamos realistas, los jugadores del equipo nacional no son ni la mitad de buenos de lo que podría ser un amateur llanero que juega al fut por diversión. La mayoría de los seleccionados están ahí por algún contacto o influencia que tienen, como el caso del yerno de Lavolpe (o La Volpe… como se escriba el nombre de ese güey). México no tiene un buen equipo, la infraestructura de la FMF es pésima y está plagada de intereses creados… como todo en este país. Los jugadores no tienen el entrenamiento adecuado, no sirven más que para hacer comerciales en los que les pagan millones de pesos. En pocas palabras, el equipo nacional es un asco.

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Cada que se enfrentan a otro equipo, salen más golpeados que el balón con el que juegan. En los comienzos de la era de Hugo Sánchez como director técnico, el equipo comenzó pésimamente mal (valga la redundancia). Después a nivel nacional comenzó la polémica por el incremento a la leche –y por consiguiente a todos los derivados lácteos- y la dichosa reforma fiscal en la que papá gobierno va a querer incrementar el IVA y cobrarnos impuestos por cualquier pendejada.

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La nueva ley del ISSSTE trae más perjuicios que beneficios para los trabajadores del estado. Las narco ejecuciones en Michoacán y el norte del país todavía no se resuelven. En el Seguro Social nunca hay medicamentos y la negligencia está a la orden del día. El conflicto de Chiapas, a pesar de los años, tampoco se ha solucionado. Oaxaca se ha convertido un verdadero barril de pólvora… y muchas otras crisis de las que ni siquiera estamos enterados.

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Pero eso que importa, tenemos el fútbol ¿o no? Mientras la selección siga ganando partidos, qué más da si el país se va al carajo…

1 comentario:

Pingüino dijo...

Mi estimada Dolores:

Estoy de acuerdo contigo en que el fútbol en México, es algo así como el circo romano moderno; es triste ver cómo el pueblo mexicano es manipulado de forma semejante, así mismo, es -igualmente- triste saber que en el mismo fútbol, tengamos un nivel pésimo (como bien lo mencionas en tu post).

Pienso que esto tiene más que ver con nuestra cultura y con la notable frustración de la gente; alguna ocasión, estaba escuchando a alguien decir, que la gente queda como hipnotizada con los triunfos de la selección, ya que, como en el ámbito personal no han logrado triunfar, encausa esas emociones justamente con el éxito que ésta pueda llegar a tener; ahora bien, por ahí, en uno de tus comentarios publicados en mi blog (eso creo, no recuerdo bien), mencionas la cifra de 70% de la población en extrema pobreza, lo cual, pienso, es un indicador de lo anterior.

Para colmo, pienso que el soccer, "es el deporte más hermoso del mundo" (jejejejeje, le robé la frase a un comentarista), y bueno, parece ser que no soy el único que lo piensa; justo ayer, cuando leí tu post, me encontraba viendo el partido de la sub-20 (parece ser que éstos son los buenos)... si sumamos todos los factores que mencioné antes, tú y yo, sabemos el resultado, "el circo romano moderno en México".

Ojalá que esto cambie, y que la gente se de cuenta de todo lo que acontece en nuestro país, o ya de menos, se ponga a leer un buen libro o disfrutar de una bella sinfonía.

Cuidate mucho. Saludos. :D