Parece como si no tuvieras vida. Eres una diosa perfectamente esculpida en hielo; la frialdad de tu persona hace que parezcas un ser de otro mundo, un ser de ultratumba venido del más allá.
No expresas ninguna clase de sentimientos, no amas nada ni odias nada. No hay cosa que te guste demasiado o te disguste en exceso. Careces de opiniones o creencias. No te involucras ni comprometes con nada. No tienes amigos ni enemigos. No hay nadie que te espere en casa por las noches, no existe el ser a quien le prepares una cena o con quien compartas una velada. Nada, no tienes nada. Eres más vacía que la propia nada. No existe en el mundo cosa alguna con la fuerza suficiente para hacerte despertar... aunque respiras, comes, hablas y caminas, estás muerta.
No sabes lo que daría por encontrar esa brecha que me lleve hasta tu corazón, un reino entero, todo el oro del mundo... pero no puedo dar más que mi propia existencia. Quisiera hacerte entender que te amo, que daría cualquier cosa por tenerte a mi lado, que te ofrezco mi vida y todo lo que poseo, que por ti haría realidad lo imposible... ¿qué tengo que hacer para llamar tu atención si todo te es indiferente?
A veces me dan ganas de patearte, darte una bofetada, arrancarte los cabellos para hacerte reaccionar y quisiera que tú respondieras a esos golpes, que también me rompieras la nariz... y la madre. Pero no, triste ilusa de mí que pretende llegar a tu corazón, o mínimo robarte una sonrisa, un gesto, una mirada.
¡ÓDIAME!
Si no quieres amarme, ódiame. Hazme la vida imposible, insúltame, miéntame la madre, pisotéame, haz polvo lo que me queda de dignidad, compórtate como una cabrona conmigo, trátame como a tu peor enemiga... pero por favor, deja de castigarme con el látigo de tu indiferencia.
¿Cómo puedes vivir de esa manera? sin preferencias, ni gustos, ni disgustos, ni pasiones, ni odios, ni fobias, ni manías, ni sentimientos, ni emociones...
¡ESTÁS MUERTA!
No expresas ninguna clase de sentimientos, no amas nada ni odias nada. No hay cosa que te guste demasiado o te disguste en exceso. Careces de opiniones o creencias. No te involucras ni comprometes con nada. No tienes amigos ni enemigos. No hay nadie que te espere en casa por las noches, no existe el ser a quien le prepares una cena o con quien compartas una velada. Nada, no tienes nada. Eres más vacía que la propia nada. No existe en el mundo cosa alguna con la fuerza suficiente para hacerte despertar... aunque respiras, comes, hablas y caminas, estás muerta.
No sabes lo que daría por encontrar esa brecha que me lleve hasta tu corazón, un reino entero, todo el oro del mundo... pero no puedo dar más que mi propia existencia. Quisiera hacerte entender que te amo, que daría cualquier cosa por tenerte a mi lado, que te ofrezco mi vida y todo lo que poseo, que por ti haría realidad lo imposible... ¿qué tengo que hacer para llamar tu atención si todo te es indiferente?
A veces me dan ganas de patearte, darte una bofetada, arrancarte los cabellos para hacerte reaccionar y quisiera que tú respondieras a esos golpes, que también me rompieras la nariz... y la madre. Pero no, triste ilusa de mí que pretende llegar a tu corazón, o mínimo robarte una sonrisa, un gesto, una mirada.
¡ÓDIAME!
Si no quieres amarme, ódiame. Hazme la vida imposible, insúltame, miéntame la madre, pisotéame, haz polvo lo que me queda de dignidad, compórtate como una cabrona conmigo, trátame como a tu peor enemiga... pero por favor, deja de castigarme con el látigo de tu indiferencia.
¿Cómo puedes vivir de esa manera? sin preferencias, ni gustos, ni disgustos, ni pasiones, ni odios, ni fobias, ni manías, ni sentimientos, ni emociones...
¡ESTÁS MUERTA!
1 comentario:
Hola Dolores:
Es como de esas relaciones fatales, no sé, la verdad me gustó esta prosa poética, y bueno, me pregunto; ¿tiene algo que ver con el post que habias publicado de "Requiem por un suicida"?; creo recordar que habias mencionado que tenias alguna fijación con la muerte.
En fin, gracias por tus comentarios.
Te mando un abrazo. :D
Publicar un comentario