Primera parte (hacer click aquí)
Alberto Chimal
Él amablemente dijo que sí e incluso me proporcionó su e-mail y su número de celular para ponernos de acuerdo. He de reconocer que quedé muy sorprendida con ese detalle porque yo pensaba que esos "hombres de cultura" eran una especie de divos o algo parecido. Alberto cambió mi perspectiva porque resultó ser una persona muy sencilla, agradable y amante de los gatos.
De manera muy especial quiero agradecerle que me haya concedido esta entrevista. Salvó mi calificación a pesar de que en ese momento estaba con una pierna lastimada y recién llegado de Guadalajara en donde impartió un curso.
D.G: ¿Por qué y cuándo decidiste ser escritor, qué te motivó?
A.Ch: Lo qué me motivó muchísimo antes de dedicarme a esto de manera profesional fue un deseo racional de búsqueda de estímulos. Desde muy pequeño me habían gustado las historias y cuando crecí ya nadie podía contármelas, así que las busqué en los libros de mi casa. Luego descubrí la existencia de los escritores y me pareció un recurso muy efectivo el poder inventar mis propias historias.
D.G: Haz trabajado casi todos los géneros literarios, excepto a la poesía ¿por qué?
A.Ch: Lo he intentado, pero no me han satisfecho los resultados. Por eso no la frecuento como escritor pero sí como lector. He tenido que reconocer que eso es una limitación en mi trabajo aunque me interesan mucho los recursos de la poesía que pueden emplearse en la prosa.
D.G: ¿Cómo cuáles?
A.Ch: Como las metáforas, el tono del lenguaje, las diferentes figuras retóricas que trato de emplear así como la búsqueda de cierta voz personal que hable desde cierta conciencia, desde cierta posición en el mundo como lo hacen muchos poetas.
D.G: ¿Por qué decidiste trabajar el género de la minificción?
D.G: ¿Antes de empezar a trabajar ya tienes definidos los géneros que vas a utilizar?
A.Ch: No, en mi caso el proceso es muy distinto porque tengo que ir buscando el mejor vehículo para esas ideas, rara vez puedo empezar de la forma. Este libro de Grey es excepcional porque desde el inicio tuve claro que quería trabajar con la minificción. Además ocurrió algo muy chistoso con el libro; todos los cuentos tiene que ver con aspectos religiosos, pero ese tema surgió después. Siempre hay un aspecto del texto que es imprevisto.
D.G: ¿Por qué abordar u tema religioso en Grey? Contrasta mucho con otros libros tuyos como Estos son los días en donde hay asesinos seriales por ejemplo…
A.Ch: Estos dos libros, y otros que tengo, se tocan por el lado de la imaginación. En el caso de estos libros hay circunstancias como milagrosas que siempre pasan inadvertidas. Toda esta saturación de los personajes que no están viendo lo que realmente es trascendente. Este asunto a mí me interesa mucho. Lo mejor que puede ofrecer la literatura fantástica es esta posibilidad de cuestionar los límites de nuestra visión del mundo, de preguntarnos qué hay más allá o qué tal si las cosas no son como creemos, en lugar de repetir que las cosas son lo que son. Estos cuestionamientos son incluso necesarios en esta época en que han estado surgiendo muchos fundamentalismos dogmáticos; hace preguntarse qué hay más allá de eso. Lo fantástico es una muy buena herramienta para eso.
D.G: Para poder entender mejor el libro, dime ¿crees en Dios?
A.Ch: No estoy seguro, yo soy más bien agnóstico y estoy definitivamente alejado de la religión organizada. Aún si yo no creyera en Dios, no significaría que no exista. Todos esos rituales que giran alrededor de la idea de Dios tiene que ver menos con la divinidad que con nuestra propia naturaleza. Así como es injusto culpar a Dios por la atrocidades que cometen las diferentes iglesias, aquí también es injusto utilizarlo como excusa de las debilidades humanas. No buscamos sentido en Él, es sólo una excusa y esta idea me produce rechazo y es de lo que me río también. Si existiera Dios, merecería que nos acercáramos a él de otra manera.
D.G: ¿Y crees que acercarse a Dios a través de la literatura y no de los ritos es más realista?
A.Ch: Espero que no, porque la idea que tenemos de Dios en la realidad es muy desagradable. Si fuera a encontrarme con Él, preferiría que fuera de otra manera, es decir, que no fuera a través de un gerente de ventas de una secta.
D.G: Relatos como Agresivo me remiten a películas como El bebé de Macon de Greenaway ¿qué tanto ha influido el cine en tus obras?
A.Ch: Influye muchísimo, el cine es uno de mis intereses principales. Tengo mi grupito de películas y autores admirados en los que se incluye Greenaway por supuesto y Kubrick que me interesa todavía más.
D.G: ¿Qué género cinematográfico te gusta más?
A.Ch: Los dramas bien hechos, la comedia negra, pero sobre todo, el cine fantástico.
D.G: En varios cuentos se pueden apreciar dos polos claramente opuestos ¿qué representa para ti esa dualidad y esos opuestos?
A.Ch: Nunca se me había ocurrido pensar eso. Lo que quiero hacer al escribir es transgredir la obsesión por lo dual que tenemos en la cultura de occidente que nos hace ver todo en términos de blanco y negro, de sí o no. Trato, sobre todo, de marcar la paradoja de que eso exista. Una parte de mi trabajo un poco menos difundida es que me gusta escribir y de algún modo rescatar cierto tipo de rarezas de los textos, de filmes, de observaciones cotidianas. Esas rarezas lo son porque no caben en un sistema de categorías rígido. No pertenecen ni a la alta cultura ni en la cultura popular, es algo que está en medio, pero quién sabe dónde; por no caber en una categoría se les rechaza o se le ningunea. A mí me interesa romper con la dualidad que me preguntabas y hablar de otra cosa introduciendo a personas más grises y misteriosas de lo que uno pueda encontrarse en la vida cotidiana.
D.G: ¿De dónde surgió la idea del Catálogo de Sectas?
A.Ch: Me gusta escribir en esta forma catalogada y hacer variaciones sobre motivos de redacción. Para Grey se me ocurrió que fuera el hilo conductor del texto. Al jugar con la idea de que el ser humano puede experimentar devoción por casi cualquier cosa y creer que encuentra la trascendencia en eso, llegué a la creación de este tipo de sectas extrañas y estrambóticas. Todas estas sectas están unificadas con una especie de trama policial muy deshilachada en homenaje a Edward Gorey, un historietista estadounidense; aunque la referencia no es notoria porque está encriptada. Él escribía novelas breves ilustradas en las que se planetaban tramas muy vagas, sueltas, en las que siempre se adivinaba algo siniestro e inquietante que no se terminaba de decir. Yo quería lograr ese efecto.
D.G: ¿Qué más intentaste transmitir al lector a parte de las rarezas antes mencionadas?
A.Ch: Espero que se desconcierte, que se asombre, que se enoje, que el texto no lo deje indiferente. A mí no me interesa escribir para ser objeto de estudio; me interesa escribir para lograr ese contacto humano que se da en el arte.
D.G: ¿Los problemas políticos qué tanto influyen en tu obra?
A.Ch: Uno siempre escribe el texto desde una realidad ineludible. Todo texto es una declaración política aunque sea de manera sutil. La política no es nada más lo que hacen los diputados y senadores, es también un hacer-en-el-mundo que lo puede ejercer un político profesional y un ciudadano común. Es imprescindible hablar de política en la literatura, pero también es imprescindible habla de todo lo demás. Me interesa la política que está en la interioridad, en la actitud ante el mundo. Todos mis personajes están metidos en un mundo imperfecto; lo que hacen los personajes al declarar su insatisfacción es ya una declaración política.
D.G: ¿Qué pretendes cambiar?
A.Ch: Lo que yo puedo aportar es la posibilidad de tratar de reinterpretar el mundo porque de ahí pueden surgir alternativas nuevas para la acción. La literatura no tiene que ser un instructivo para la acción, pero puede proveer este punto de vista diferente que se necesita para la acción.
D.G: Yo en lo personal no puedo entender a la literatura sin los sueños, ¿cómo influyen los sueños en ti?
A.Ch: Influyen mucho, por supuesto. Otro autor que me interesa mucho es Lewis Carroll y no nada más por Alicia en el país de las maravillas. Tiene un poema muy extenso que se llama La caza del Snark escrito en versos muy bonitos y muy ligeros, pero que de pronto te das cuenta de que algo siniestro ocurre entre líneas. Esa clase de sueño carrolliano me gusta mucho y de ahí vienen muchas cosas que he hecho.
D.G: La pregunta obligada, ¿por qué el título de Grey?
A.Ch: Grey tiene dos significados: el rebaño de ovejas, y el conjunto de fieles en una iglesia; de hecho algunos cristianos llaman pastores a sus líderes porque ellos cuidan su rebaño. El título es simplemente porque el rebaño, en este caso, es el conjunto de cuentos que lo conforman y que tiene una connotación religiosa.
D.G: ¿Cuál es el sentimiento o emoción básica que te hace escribir?
A.Ch: Son dos: insatisfacción -que en ocasiones puede llegar a la ira- y asombro.
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