Soy en ti una huella imborrable; soy aquella a la que nunca olvidarás. El dulce sabor a chocolate de mis besos jamás lo encontrarás en labios de otra mujer.
Me crucé en tu camino y entré en tu existencia, desde entonces tu vida no ha sido igual; llevas mi marca en el alma como un tatuaje perpetuo y estoy en tus recuerdos cuando te invade la soledad.
Aunque te hayas acostumbrado a mi ausencia, no puedes sacarme de tus pensamientos. En tu corazón, soy la espina clavada que aún te causa dolor y a pesar de que ya no estoy a tu lado, mi recuerdo no te abandona. No soy una huella en la arena que se borre con el vaivén del mar, soy la mujer que amas en secreto y a quien jamás podrás olvidar.
Al caminar por la calle, tus pies dirigen sus pasos a mi encuentro; el susurro del viento lleva mi nombre hasta tus oídos. La noche hace que tus lágrimas se confundan con la lluvia; el reflejo de mis ojos en la luna te llena de nostalgia, bien sabes que pude haber sido tu estrella... pero tuviste miedo.
Soy el deseo que llevas a flor de piel. Soy el sueño húmedo que te invade por las noches; entre tus sábanas, cuando otras manos te acarician, desearías que fueran las mías. No importa si llevas a todas las amantes del mundo a tu cama, jamás habrá otra que te haga el amor como yo.
Y cuando tu tiempo en la tierra se termine, sentirás remordimiento por haberme sacado de tu vida. Cuando la muerte toque tu puerta le darás tu cuerpo, tu alma, tus pensamientos, tu existencia entera, pero ni siquiera a ella le entregarás el amor que todavía me tienes.
(Dolores Garibay)
5 de junio de 2007
Soy aquella...
Temas insomnio
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