Entre las múltiples estupideces que ha cometido la humanidad está el haber comenzado “una guerra para terminar todas las guerras” como fue el caso de la primera guerra mundial.
El nuevo orden político que había surgido en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX, con la exacerbación de los nacionalismos y la intensificación de las tensiones imperialistas, se sitúa entre las causas principales que motivaron la primera guerra mundial. A pesar de que la tensión entre las potencias centrales, el imperio Austro-Húngaro y la Entente Cordiale (Reino Unido, Francia, Rusia), ninguna parecía interesada en un enfrentamiento directo. Sin embargo, cuando el 14 de junio de 1914 el estudiante bosnio y miembro activo del nacionalismo eslavo, Gavrilo Princip, asesinó en Sarajevo al Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, heredero del trono austro-húngaro, no se pensó que el hecho fuera a tomar las dimensiones de una contienda generalizada. Ese fue el gatillo que desencadenó el principio de la gran guerra formalmente declarada en Europa en julio de 1914.
En medio de ese caos, los soldados, a quienes se les prometió que para antes de diciembre estarían de regreso en su casa, decidieron hacer una tregua por las fiestas navideñas. Claro, sin la previa autorización de los mandos superiores.
La tregua comenzó por una simple canción: “Noche de paz” que los alemanes comenzaron a entonar y los escoceses acompañaron a ritmo de las gaitas. Posteriormente los franceses se unieron a esta improvisada celebración con aplausos y champaña.
Joyeux Noël (Noche de paz, como la llamaron en México) es una emotiva película sobre este hecho humanitario que la historia ha olvidado. A parte de la veracidad y el apego a la realidad, el filme en sí muestra el lado cruel y sangriento de una guerra como el caso de los dos hermanos que se enlistan y ven la lucha como si fuera un partido de fútbol o algo parecido hasta que se enfrentan al verdadero horror de la batalla, o el caso de los “soldados” que en realidad son peluqueros, cantantes de ópera, panaderos, granjeros gente común y corriente que no tiene nada que ver con intereses políticos -pura carne de cañón- y sin embargo se encuentran en medio de esa masacre absurda. Pero también da una lección importante de humanismo y solidaridad; finalmente dos no pelean cuando uno no quiere.
Yo en lo personal, desde la primera vez que vi esta película, quedé impresionada y estuve a punto de soltar una lágrima porque en verdad logra transmitir esa emotividad que debieron sentir quienes vivieron aquella navidad de 1914 en medio de la supuesta guerra que terminaría con todas las guerras.
Pero como nada es para siempre, el momento mágico sólo duró poco. Los comandantes superiores se enteraron de esa tregua no oficial y destituyeron a los tres tenientes que la autorizaron. También deshicieron los regimientos que desobedecieron órdenes marciales.
Uno de los sobrevivientes de la primera guerra mundial, Jim Prince que estuvo en las filas del ejército británico, consideró a ésa como la navidad más maravillosa de su vida. Desde ese día y hasta su muerte en 1981, nunca pudo escuchar “Noche de Paz” sin que se le rodaran las lágrimas de la emoción.
22 de junio de 2007
Joyeux Noël (Noche de Paz)
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1 comentario:
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