26 de abril de 2007

Mi cuerpo, no es mío

HE VIVIDO EN LA MENTIRA…

La mentira más grande que he escuchando a lo largo de mi poco más de cuarto de siglo de vida, es que soy dueña de mi cuerpo y de las decisiones que quiera tomar en éste.

¡¡¡FALSO!!!

Ingenuamente lo creí durante varios años, pero con todo ese desmadre sobre la “despenalización del aborto” y haciendo un recuento de mi vida, tristemente descubrí que he vivido en la mentira.

Desde niña nunca he decidido enteramente sobre este cuerpo que me tocó habitar, nunca me dejaron conocerlo, tocarlo, explorarlo, porque las ideas arcaicas de mi madre y mi abuela (q.e.p.d.) decían que eso no era correcto, que era pecado mortal e iría al infierno si lo hacía. Incluso en semana santa ni bañarme me dejaban porque no podía estar completamente desnuda según porque son “días de guardar”.

Si alguna vez en mi adolescencia quise experimentar la sexualidad (ya ni digo mi sexualidad) no lo hice en parte por el temor de quedar embarazada y en parte porque recordaba las enseñanzas de mis madres de que al matrimonio se tiene que llegar virgen porque si no era así, entonces los hombres me iban a rechazar, iba a ser la vergüenza de la familia, quedaría deshonrada… y toda esa clase de estupideces que no tiene otra finalidad más que la de infundir temores absurdos y desvalorizar la autoestima de cualquier mujer

Al cumplir 21 en alguna ocasión le pregunte a mi ginecóloga si podía operarme para no tener hijos y rotundamente me dijo que no, que primero tuviera un hijo para poder realizarme como mujer y después ya veríamos… Hace poco le pregunte nuevamente sobre la posibilidad de operarme, se rió de mi y de nuevo me dijo lo mismo que la vez anterior. El concepto de realización para ella significa también vivir la maternidad y a pesar de su preparación académica y su especialidad en ginecobstetria y haber tomado cursos en Londres y cosas así, no alcanza a comprender que para algunas mujeres la realización personal NO IMPLICA LA MATERNIDAD.

¡Carajo! Si no le estaba pidiendo que me operara gratis, le iba a pagar, hasta ella saldría ganando un buen dinero. Intentó persuadirme con argumentos éticos diciendo que no podía practicarme una histerectomia porque era una decisión precipitada de mi parte y que si en un futuro yo quería tener hijos, ya no iba a poder, que esa era una cirugía irreversible y me mando a que tuviera un hijo para que ya después pudiera operarme.

En fin, no quiso, así que investigue en el Seguro Social y ahí están peor que mi ginecóloga: de entrada uno de los requisitos es el ya tener mínimo 2 hijos; tener mas de 35 años; en el caso de estar casada, TENER EL CONSENTIMIENTO DEL MARIDO…

¿Cómo puedo decir que soy dueña de mi cuerpo si todo mundo está decidiendo sobre él? Incluso desde el vientre de mi madre yo ya iba a nacer con un derecho humano fundamental (el decidir sobre este cuerpo) mutilado, porque desde entonces el aborto ya era considerado como un delito, es decir, alguien más –los legisladores nacionales- ya habían decidido sobre lo que tenía que hacer con el cuerpo que me tocó habitar.
Ya se dio un paso enorme dentro de las leyes mexicanas, que si bien no se despenaliza en absoluto el aborto, al menos se da la opción de que una mujer interrumpa el embarazo dentro de las primeras 12 semanas de gestación. Considero que es un tiempo razonable en el que “el problema” se puede remediar sin tantas complicaciones y sin poner en riesgo la vida de la madre.

Sé que yo nunca tendré hijos porque así lo decidí, sin embargo los hijos de mis amigas –mejor dicho, las hijas, cuando las tengan- me gustaría que tuvieran la opción de abortar si así lo deciden en vez de vivir un embarazo forzado y arruinar no sólo la vida de ellas, sino también la del producto.

En EU el aborto se legalizó desde los años 70, nosotros llevamos 30 años de atraso en ese aspecto, sin embargo vamos avanzando y adaptándonos a las nuevas circunstancias.

A todos esos grupos derechistas y ultraconservadores que siguen haciendo desmadre por algo que ya está hecho, por favor, déjense de mamadas y enfóquense a lo suyo: a los ministros católicos, mejor solucionen su problema de pederastia, castiguen a los sacerdotes que abusan de los infantes que ese sí es un verdadero crimen y dejen a las mujeres en paz.

Quiero volver a creer, de corazón, que mi cuerpo es mío, ¿algún día lo lograré de nuevo?

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