2 de diciembre de 2011

A dream of a thousand cats


Nunca he podido concebir a la literatura sin los sueños como esas puertas que nos llevan a mundos diferentes.

Lo que conocemos como "normal" no siempre es igual en el universo onírico y literario a nuestra realidad cotidiana simplemente porque no están regidos por las mismas leyes ni de la lógica de la física. Así es como en nuestros sueños podemos volar, atravesar paredes, sufrir una metamorfosis absoluta o, simplemente transformar el tiempo y el espacio.

Eso fue lo que ocurrió con los hombres del universo de los gatos. Aprendieron a soñar con tanta fuerza que lograron modificar la realidad, el presente y el pasado, el espacio, todo. De esta manera, se convirtieron en la especie dominante que decide sobre el destino de las demás especies, entre ellas la de los gatos convirtiéndolos principalmente en mero adorno y capricho de los humanos.

Si los gatos lograran soñar en conjunto con el universo que perdieron, en el que el libre albedrío era de ellos y no de los humanos, podrían recuperar su mundo. Esto es a lo que la gata siamesa de la historia A dream of a thousand cats trata de hacer cada noche hablando frente a una multitud de gatos hogareñosy callejeros, lograr que sueñen. Que sueñen hasta que recuperen su libertad y dejen de vivir a merced de los hombres.



A dream of a thousand cats es la segunda de las cuatro historias de Dream Country, el vol. III de The Sandman de Neil Gaiman. El autor ha escrito también novelas como American Gods, Stardust, Coraline (estas últimas dos, llevadas a la pantalla grande) y Good Omens donde comparte autoría con Terry Pratchett.




Desde que leí A dream of a thousand cats, no he podido quitarme de la mente esta canción

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