EL ÉXODO DE LOS GNOMOS

Cada vez compruebo más por qué Terry Pratchett se ha convertido en mi escritor favorito. Con esta serie de libros que comprenden la trilogía de “El éxodo de los gnomos” Pratchett me ha cambiado la vida; ahora, cada vez que se me pierden las llaves, o el celular, o un disco, o cualquier cosa, tengo que buscar a mi al rededor, no el objeto perdido, sino los gnomos que de seguro lo escondieron.

En eso se ha convertido mi vida en esta última semana… Antes culpaba a mi mala memoria de olvidar las cosas en quién sabe dónde, pero gracias a Terry Pratchett he encontrado una nueva explicación para todo esto y he comprobado que mi memoria está en perfectas condiciones, así que no tengo de qué preocuparme.

El primer libro de la serie es el de Camioneros, que cuenta la historia de un grupo de gnomos que vivían a un lado de la carretera y que, por azares del destino, van a parar dentro de una tienda en donde encuentran a otro grupo de gnomos que llevan varias décadas viviendo en el interior del edificio. Para los de la tienda su único dios y creador absoluto de todo es Arnold Bros (fund. en 1905) quien dispuso que en ese almacén se encontrara todo lo necesario para la supervivencia de esos pequeños seres. El exterior, las estaciones del año, la lluvia, el sol, la luna y en especial, la sola idea de que pudiera haber vida fuera de las paredes de la tienda, resultaba absurda para los gnomos del interior… hasta que un día llegan Masklin y su tribu y les demuestran lo contrario. El Apocalipsis para el grupo de gnomos de la tienda viene cuando anuncian que el edificio va a ser demolido, así que se ven obligados a robar un camión de mudanza y vivir en una cantera.

Cavadores es la continuación de esa aventura. Nuevamente los humanos hacen su aparición cuando se anuncia que la cantera pronto será reabierta y los gnomos tienen que huir otra vez, en esta ocasión en una máquina excavadora. Además de los humanos, los diminutos seres se enfrentarán a otro tipo de problemas como el vacío de poder –es decir, la falta de un líder-, el surgimiento de nuevas clases sociales (antes se diferenciaban por el lugar que ocupaban en los diferentes departamentos de la tienda, ahora sólo había camioneros y pasajeros), el fanatismo religioso que parece dominar a ciertos gnomos, la falta de comida, el invierno que resulta más frío de lo que esperaban… sólo un trío de atrevidos gnomos sale de la cantera para dirigirse al aeropuerto y buscar al nieto de Arnold Bros (fund. en 1905) para implorar su ayuda.

El último libro de la serie es La nave. En él se relata lo que sucedió con los tres gnomos que salieron en busca de “Su Nieto Richard de treinta y nueve” y que, gracias a las indicaciones de La Cosa –una diminuta computadora que les va señalando el camino- viajan en el Concorde hasta Florida para presenciar el lanzamiento de un satélite al espacio. Los tres pequeños seres se enfrentan a tres situaciones importantes: la primera, que el nieto de Arnold Bros (fund. en 1905) no es más que otro ser humano común y corriente que carece de atributos divinos como ellos suponían; la segunda, que en Florida y el rededor del mundo hay más grupos de gnomos esparcidos y cada grupo tiene su creencia en un dios diferente (para los de la tienda era el tal Arnold Bros (fund. en 1905) y para los de Florida es N.A.S.A.); y tercero, encuentran la nave espacial que hace miles de años los trajo a la tierra.

Los libros están cargados del humor e ironía que han caracterizado el estilo de Pratchett. A pesar de que pertenecen al género de lo fantástico, uno no puede evitar cuestionarse acerca de lo absurdo que a veces resultan algunas actitudes humanas, como el creer que un ser superior fue el que creó el mundo y el universo entero única y exclusivamente para nosotros, o que la totalidad de lo existente es sólo lo que nuestro limitado entendimiento alcanza a visualizar cuando puede existir un universo más amplio para el que nuestro lenguaje no tiene vocabulario suficiente para describir… Estos libros de Pratchett me recordaron un poco el ensayo de “Totalidad e infinito” de Emmanuel Levinas, claro, con un poco más de sarcasmo, pero la idea básica, es la misma.

Como analogía resulta un excelente ejemplo, muy recomendable, en especial, para aquellos que se toman muy en serio todo ese fetichismo y esa parafernalia científica y/o religiosa.