27 de marzo de 2012

Asesinato en el jardín de Sócrates




ASESINATO EN EL JARDÍN DE SÓCRATES

Sascha Berst
Ed. Algaida Inter









De casualidad en una librería encontré esta novela que combina dos de mis grandes pasiones: filosofía, montones de filosofía y una historia que me mantuvo cautivada todo el tiempo.

La primera parte del libro parece una especie de novela policiaca ambientada en la antigua Grecia. Todo comienza con el asesinato de Periandro, un atleta griego que aparece brutalmente asesinado en Atenas por haberse resistido a un asalto en el que le robaron su anillo de campeón hecho de oro puro. El encargado de investigar el crimen es Nicómaco, el jefe de los toxotai (una especie de policías de aquella época que se encargaban de mantener el orden público) quien se irá involucrando con personajes importantes como Sócrates, Hipócrates, Platón y otros filósofos que le ayudarán a resolver el misterio. Conforme transcurre la investigación, Nicómaco se dará cuenta de que el verdadero motivo del asesinato tiene que ver con una cuestión política y no con un simple robo. De esta manera, a través de un texto apócrifo, se van descubriendo conspiraciones y un gran compló para derrocar a la democracia de Grecia. Los políticos más poderosos fabrican a un culpable para mantener calmada a la familia y al jefe de los toxotai. Nicómaco acepta que se juzgue a un inocente, pero en los años siguientes se convertirá en una obsesión enfermiza tratar de hallar al verdadero culpable.

La segunda parte, es la continuación de lo que ocurre de cuatro años después de que se “resolviera” el asesinato de Periandro y la situación política de Grecia está demasiado tensa por la invasión de los espartanos y los persas. Esta parte está menos llena de intrigas y más de hechos históricos. Aquí lo interesante es que nos damos una idea bastante cercana a lo que pudo haber ocurrido en ese periodo de transición entre el declive de la Grecia clásica para irse adentrando de manera paulatina en el periodo que históricamente conocemos como helenístico.
Es una buena novela aunque el mal sabor de boca que me dejó fue que a ratos la historia se vuelve predecible y, sobre todo, que el papel que desempeña Platón, se reduce a un mero personaje secundario o terciario. Aunque cabe aclarar que hasta el final, el autor explica los motivos que tuvo para alejarlo de la historia.

Si les gusta la filosofía y la historia como a mí, resulta una excelente lectura para pasar noches agradables.

20 de marzo de 2012

El recuento de los daños


Hacía muchos años que no me alteraba tanto por un sismo. Desde 1985 para ser exactos.

Me encontraba plácidamente leyendo cuando comenzó a temblar. En un inicio pensé que sería leve, pero conforme pasaron los segundos (segundos que sentí como eternidades) la intensidad aumentó. La señora de la limpieza, Otelo el perro y yo inmediatamente nos colocamos debajo del marco de la puerta de entrada. No sé que tienen las mujeres de mi alrededor que a veces, en vez de buscar un refugio seguro, se ponen a rezar. Como si la Divina Providencia fuera a evitar que la casa se les cayera encima...

Las líneas telefónicas móviles y fijas rápidamente se bloquearon, la señal de cable y de internet se interrumpió por lo que nos quedamos totalmente incomunicados por unos instantes. El celular, que para maldita cosa sirvió en este caso de emergencia, al menos tenía radio FM por lo que pude escuchar algunos reportes preliminares. Resulta que la colonia en la que me encontraba sí había sufrido algunos daños menores. Ahí fue donde comenzó mi estrés.

Después de casi una hora de lo sucedido, que no lo graba comunicarme con nadie, decidí ir del trabajo a mi casa. Con todo y Otelo. No lo iba a dejar solo, debíamos estar juntos pasara lo que pasara. Al ir caminando por diferentes calles y ver vidrios rotos, ventanas de edificios colapsadas, ladrillos caídos y hasta un sillón que cayó de alguna parte, me alteré demasiado. Ya no sabía si me sentía mareada por no haber desayunado, por el susto o porque estaba temblando de nuevo. El caso es que tuve que detenerme en una banca, sentarme y tratar de calmarme.

Mientras trataba de recomponerme, pensaba que si eso había ocurrido ahí, cómo estaría mi casa. Imaginaba que mi pinche departamento de interés social hecho de galletas marías ya estaría completamente colapsado y que tendría que sacar de entre los escombros a mis niñas. Se me revolvió el estómago y hubiera vomitado de no ser porque no traía más que una vaso de jugo de manzana en la panza. Me urgió más el llegar de inmediato a mi casa. No conseguí ningún taxi. Entonces en Metrobús, ni modo. Aunque ya en la estación el poli buena onda me dejó pasar con todo y perro, el anden estaba saturado. No pasaba ningún vehículo. Vi con más detalle la calle a mi alrededor y no había semáforos, por lo tanto,todo era un caos.

Abandoné la estación y decidí ir caminado. Mi trabajo no está lejos de mi casa, por lo que llegué en relativamente poco tiempo.

La Ciudad de México en su totalidad era un caos. No había telefonía celular, todo mundo estaba en las calles resguardandose de las réplicas. No había semáforos, los policías dirigían el tráfico como podían, la gente estaba alterada (empezando por mí), la avenida Reforma llena de evacuados de las oficinas de los alrededores... y yo pensando lo peor.

A final de cuentas, llegué a mi casa y todo estaba en orden, mis niñas (mis gatitas) estaban bien, el departamento estaba completo, no había pasado nada excepto que no había luz ni teléfono. Afortunadamente, no pasó del susto.

Eso sí, mi gastritis, a toda madre a pesar de los antiácidos. Demasiadas impresiones para un sólo día.

19 de marzo de 2012

Llorar


Para variar, no puedo dormir...

Me he dado cuenta de que ya nadie lee este blog, a veces ya no sé si seguir escribiendo aquí o no. Aunque debería escribir para mí, no para alguien más.

En fin...

Escribo porque no puedo llorar. Todos estos días he sentido una tristeza inmensa pero no puedo llorar... pareciera como si los ojos se me hubieran secado. No forzaré el llanto, no tiene caso. Las lágrimas fluirán solas cuando tengan que hacerlo.

18 de marzo de 2012

14 de marzo de 2012

Groserías


Ese día en la noche, La Chilanga Malviajada le dijo a su mamá que mañana temprano la esperaba la maestra para hablar con ella.

-¿Qué hiciste?- preguntó La Mamá con un visible tono demolestia

-Nada... sólo le dije una grosería a uno de mis compañeros

-¿Qué le dijiste?

-Nada grave, sólo que era un pinche puto pendejo

Entonces La Mamá estalla, comienza a gritar y a manotear

-¡Hija de la chingada! Pero ahorita mismo te voy a lavar el hocico con jabón. De verdad que yo no sé donde aprendiste a decir tanta pinche grosería, en la escuela han de pensar que tus padres son unos pobres pendejos sin educación que no te enseñan un carajo.

1 de marzo de 2012

Decisiones racionales


Siempre he sido partidaria de las decisiones tomadas con serenidad y razonamiento, bien pensadas, sopesando los pros y los contras. De esta manera, se pueden minimizar las consecuencias negativas en comparación con las decisiones viscerales.

Claro, así soy yo. Soy consciente de que no todo el mundo piensa de la misma manera. Quizá esa es una de las razones por las que no me identifico mucho con las comunidad LGBT ni de México ni de ninguna parte del mundo a pesar de que yo también soy gay. En fin...

Mi crítica principal siempre ha sido que ese grupo "vulnerable" tiende a ver agresión y homofóbia en todos lados, cuando la principal discriminación ocurre en su interior. Tal es el caso que esta comunidad ha tenido en contra de la actriz Cynthia Nixon por declarar que la decisión de compartir su vida con la de la mujer que ama, fue tomada de manera razonada y conciente. A la comunidad gay de EU le parece inconcebible que uno pueda convertirse o "desconvertirse" en homosexual a voluntad pues siempre han peleado con la premisa de que ser gay viene de nacimiento.

Les dejo la liga del articulo completo para que se formen su propio criterio.

http://www.eluniversal.com.mx/espectaculos/111052.html